Capítulo I
Dieciocho años después;
James abrió la puerta de la habitación del motel a duras penas. Llevaba a Dana sujeta para que no perdiera el equilibrio mientras ella se sujetaba a él con una mano y con la otra apretaba con fuerza su costado izquierdo, por donde brotaba su sangre sin parar.
-Un poquito más -la animaba a seguir-. Ya casi estamos.
Cerró la puerta tras ellos y llevó a Dana hasta el baño de aquella pequeña habitación de dos camas.
Dana se apoyó en la pica y James le quitó el trapo con el que estaba taponándose la herida y subió su camiseta para dejarla al descubierto.
-Espero que no te dé vergüenza a estas alturas, pero estoy viéndote el sujetador -bromeó mientras que, con manos temblorosas, limpiaba la herida con whisky barato.
-Con lo que me duele no me daría vergüenza ni aunque tuviera que quedarme completamente desnuda -intentó sonreír pero de sus labios sólo escapó un grito de dolor.
-Lo siento. Te imaginé desnuda -James bromeaba para tranquilizar a Dana, aunque lo cierto es que estaba demasiado nervioso para ver lo que estaba haciendo-. Ahora voy a coserte y te va a doler, pero aunque estemos en un motel de mala muerte, si gritas llamarán a la poli y eso no nos conviene, así que aguanta.
Dana le quitó de las manos la botella de whisky y dio un largo trago frunciendo el ceño. Odiaba el puñetero whisky.
-Vale -cogió aire-. Cuando quieras.
Mientras James cosía el largo corte que atravesaba la piel de Dana desde bajo su seno izquierdo hasta casi la axila, ella no podía mas que dar largos tragos a la botella y morder la toalla del lavabo para evitar gritar a pleno pulmón.
-Ya está. Deberías acostarte. Estás blanca por la perdida de sangre.
-Ayúdame a cambiarme la camiseta.
James salió a la habitación y sacó una camiseta limpia de la bolsa de Dana; Cuando volvió al baño, ella estaba sentada en el suelo con la espalda contra la pared.
-Necesitaba sentir el frío.
Puso la mano sobre la frente de su compañera de viaje.
-Estás ardiendo... -dejó la camiseta en el suelo y cogió a Dana entre sus brazos para llevarla hasta la cama.
-N-no te vayas... -Dana le cogió la mano-. Túmbate a mi lado...
James se recostó a su lado, medio incorporado en la pared y Dana apoyó su cabeza sobre su estómago.
-Gracias James... -su voz fue apagándose-. Te debo una...
-¡Sean! ¡Estoy en casa!
-¡Por fin! Estaba ansioso por contártelo. ¡Tengo la beca! ¡Lo he conseguido!
-¡Estoy orgullosa de ti!
Tracy abrazó a Sean y él la besó en los labios.
-Esto es lo que siempre deseé. No puedo pedir más.
La chica cogió a Sean por el borde de su camisa y lo guió con ella hasta su habitación; allí se desnudaron e hicieron el amor.
A la mañana siguiente James se levantó de la cama con excesivo cuidado para no despertar a Dana y salió de la habitación;
-Papá, soy James. Sé que no te gusta que te llame cuando estás en una cacería importante; No quiero preocuparte... Ayer hirieron a Dana. Después de terminar el trabajo le taponé la herida y volvimos al motel para coserla, pero ha perdido mucha sangre y es una herida profunda y bastante fea -tragó saliva y suspiró-. Creo que anoche tuvo fiebre... ya sabes cómo es esto... s-si oyes este mensaje llámame.
James guardó el móvil en el bolsillo de su pantalón. Por alguna estúpida razón había tenido la esperanza de que su padre contestaría a la llamada. Una idiotez. Kevin hacía dos semanas que no daba señales de vida.
Después de reponerse fue a comprar algo de comer y algunos antibióticos y volvió al motel.
-Hola... -murmuró Dana-. ¿Dónde has estado?
-He ido a por comida y he comprado algunos antibióticos. ¿Cómo te sientes?
-Estoy mejor -se incorporó e hizo una mueca de dolor.
-Déjame ver -Dana alzó el brazo sobre su cabeza y James subió su camiseta y destapó la herida-. Tiene buen aspecto -se sintió aliviado-, se está curando.
-¿A pesar de haberla limpiado con whisky? -sonrió ella.
-Sí, a pesar de eso.
James alzó la vista y la miró a la cara.
-¿No mientes? Estás preocupado, lo veo en tus ojos.
-¿Cuándo te he mentido? Claro que estoy preocupado, te han herido...
Clavaron sus miradas y estuvieron en silencio un par de minutos.
-C-come algo y tómate los antibióticos -James le dejó la bolsa con la comida y los medicamentos sobre la cama.
-¿Adónde vas?
-Quiero investigar un poco a ver si encuentro algún caso cerca.
-¿No hay noticias de Kevin?
James negó con la cabeza y se sentó en la mesa que había en la habitación y encendió su portátil.
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